Reflexión final

Para terminar esta experiencia me gustaría compartir con vosotros una última reflexión.

¿Es posible desde nuestra posición que cada uno de nosotros, como empleados públicos, ayudemos a mejorar la situación de desigualdad existente en la administración pública?

Desde mi punto de vista el logro de la igualdad de género depende de todos y cada uno de nosotros. Todos podemos aportar nuestro granito de arena para conseguirlo.

En mi caso, como administrativa del CSIC, por ejemplo, puedo apoyar a mis compañeros en la participación de acciones formativas sobre igualdad, violencia de género o acoso sexual. O incluso, hablar con mis responsables para que estas acciones formativas sean más frecuentes y tengan más peso a la hora de acceder a un puesto deseado.

También al hablar o escribir promover un lenguaje no sexista o apoyar la asunción de responsabilidades por igual en el cuidado de hijos y/o personas dependientes, entre mis compañeros.

Desde luego el cambio de mentalidad se tiene que impulsar desde los poderes educativos, la educación de las futuras generaciones es la base del cambio. Por eso, desde la infancia es necesario aprender y fomentar la asunción de tareas domésticas por igual de niños y niñas.

Hasta pronto...

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