Discriminación en el Futbol
Este artículo lo dedico a Verónica Boquete (Santiago, 1987), la mejor futbolista de España y una de las mejores del mundo, todo un referente del deporte femenino. Entre sus méritos se encuentran:
- primera española profesional,
- primera campeona de Champions,
- primera en llevar España a un Mundial,
- la única que ha sido candidata al Balón de Oro
Llegar hasta ahí, siendo mujer, no le resultó fácil. Analicemos su trayectoria y por supuesto, la igualdad de género en este mundo, todavía machista y dominado por los hombres.
Verónica Boquete es una futbolista gallega que juega como centrocampista en la Associazione Calcio Milan. Fue internacional con la selección española, de la cual llegó a ser capitana.Desde febrero de 2015 es embajadora de la UEFA para el desarrollo del fútbol femenino y desde 2017 forma parte de la comunidad de futbolistas CommonGoal, iniciativa liderada por el también español Juan Mata que lucha a favor de la reintegración social de la infancia a través los fondos recaudados con el 1% del salario de los y las futbolistas de la comunidad.
Personas como ella hacen demuestran que también se puede llegar alto en un mundo en que a las mujeres se nos pone más difícil el camino solo por el hecho de ser mujeres, es decir, un claro ejemplo de discriminación directa.
El fútbol es probablemente el deporte más popular del mundo. También es el deporte en el que la desigualdad de género es mayor.
Esta diferencia masiva en número es un factor determinante en la diferencia en los salarios. Por ejemplo, Neymar Junior, jugador estrella del PSG, tiene un salario de 36,5 millones de euros netos por temporada. Esta cantidad es la misma que consiguen las 1.693 jugadoras juntas en las ligas francesa, alemana, inglesa, estadounidense, sueca, australiana y mexicana.
La falta de patrocinios y campañas publicitarias también contribuyen a la creciente brecha proveniente de la desigualdad de género en los deportes. Aunque varias marcas y compañías contratan atletas para promocionar sus productos, pocas marcas contratan atletas femeninas en sus campañas. La mayoría de las compañías dan preferencia a las estrellas del deporte masculino.
Lo mismo se observa en los medios de comunicación. Se invierte mucho más tiempo y espacio en la vida de las estrellas masculinas, así como en competiciones masculinas que en los deportes femeninos.
Origen de esta desigualdad.
Nuestra cultura occidental ha defendido hasta hace bien poco tiempo que las mujeres no sólo eran diferentes a los hombres, sino inferiores. Los estereotipos tradicionalmente ligados a la feminidad (pasividad, sensibilidad, sumisión) y a la masculinidad (actividad, dureza, agresividad) siguen estando vigentes en cierta medida y han ejercido una fuerte influencia en el ámbito del deporte. Las diferencias biológicas mal interpretadas, o intencionadamente interpretadas, han sustentado normas de comportamiento que han supuesto para las mujeres una importante limitación del conocimiento y uso del propio cuerpo, así como han limitado su actividad físico-deportiva.
Las bases del machismo en el deporte se sustentan en la idea de que si existe un ámbito en el que no existen dudas sobre las diferencias biológicas entre hombres y mujeres (y sobre la superioridad masculina), ese es el deportivo. En una sociedad donde las mujeres reivindican y consiguen incorporarse a muchos ámbitos en igualdad de condiciones, el mundo deportivo permanece como reducto de difícil acceso, sustentando en la diferencia biológica.
Otro ejemplo, el arbitraje.
Cada fin de semana, nos encontramos con noticias como esta:
Insultos machistas en la grada: “A un árbitro nadie le grita ‘vete a fregar’. A nosotras, sí”
Son actitudes inadmisibles que se repiten jornada tras jornada en los campos de fútbol de nuestro país, se denuncia a diario y nadie hace nada.
Andrea tiene 15 años y arbitraba partidos de benjamines: decide dejarlo por los constantes insultos y amenazas que recibe en cada partido.
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